Pasión por el quirófano

 Es habitual que los pacientes regresen cuando se han hecho una cirugía, La razón es que al verse bien y notar que pueden mejorarse preguntan por qué no seguir.

 
Pasion por el quirofano

 Además, cuando un paciente se ha sometido a su primera operación estética, rompen la barrera del temor a esta clase de prácticas y se dan cuenta que los procedimientos son de rápida recuperación y más seguros de lo que se imaginan,

De acuerdo con Ana Delgado, psicoanalista y miembro de la Asociación de Psicoanalistas Argentina (APA), existen dos principales razones por las que más se recurren a las cirugías estéticas: la primera, para corregir imperfecciones, como arreglarse la nariz, pómulos, senos etc.; y la segunda, para detener el paso del tiempo.

No encuentran la solución

A pesar de tener un resultado clínico que podría considerarse exitoso, la verdad es que muchos de los pacientes no salen satisfechos de sus procesos debido a que se dan cuenta que en la cirugía no estaba la respuesta que buscaban. Mientras tanto se exponen a procesos cuyas consecuencias pueden ser terribles y hasta irreversibles.

Autoestima, la clave

El amor que uno se tenga hacia sí mismo jugará un papel fundamental dentro de esta situación. Los expertos sugieren aceptarse tal y como se es para evitar confusiones de imagen y no llevar la problemática hasta el quirófano. Si no se soluciona el conflicto de aceptarse, esto podría llegar a convertirse en un problema psiquiátrico.

Inconformidad, una afección

Aunque no lo creas, existe una enfermedad que puede hacer que las personas se sientan insatisfechas físicamente, y por consiguiente busquen la manera de lucir mejor valiéndose de los medios posibles como la cirugía. Esto clínicamente se le conoce como dismorfia corporal y es un problema sumamente grave.

En qué consiste?

Este trastorno es capaz de causar que una persona se vea a sí misma totalmente diferente de cómo es en realidad. Esto puede desatar una fijación obsesiva por cambiar, lo que originaría  a modificar sus hábitos, actitudes y conductas, así lo explica Julia Vidal, psicóloga y directora del centro español de psicología Área Humana.

Pese a que podría parecer algo inofensivo, tener dismorfia puede conducir a otros problemas, ya que si no se logra la meta, la angustia, malestar y depresión pueden hacerse presentes. Otro claro ejemplo de dismorfia es el caso de las chicas que padecen anorexia y a pesar de tener una figura extremadamente delgada.

En nuestra sociedad es fácil padecer de este trastorno sin notarlo, pues se considera normal que la mujer latina siempre desee verse hermosa y deseable. Pero si encuentras un defecto diferente cada vez que te ves al espejo, usas maquillaje compulsivamente para esconderlos o si no aceptas tu propia edad y te obsesionas con parecer más joven y usas cirugías para conseguirlo, puedes sufrir de trastorno dismórfico corporal.

Asimismo, si ya te has hecho alguna cirugía, pero quieres hacerte otras para “corregirla”, es decir, aumentar el tamaño de los implantes, ponerte más botox o si deseas someterte a más procedimientos cosméticos, es necesario que hables con algún terapeuta, pues es posible que este trastorno estén afectándote. No dejes que estos pensamientos se agraven, muchos expertos pueden ayudarte y guiarte en la búsqueda de una cura.

Si te identificas con estas señales o conoces a alguien que parece adicto a las cirugías, es necesario acudir a un terapeuta, como recomiendan los expertos, antes de sufrir terribles consecuencias. Algunas de ellas pueden terminar afectando tu vida diaria, como la ansiedad social, y otras  mucho más graves, como la depresión.

Cualquier tratamiento estético es un regalo para ti. No tiene que ser un medio para escapar a la vejez, o de tu rostro o cuerpo, sino una forma de cuidar tu imagen y, al final de este proceso, deberías sentirte alegre, no como si todavía quedaran defectos por resolver.

 

Tu cuerpo es hermoso tal cual es y debes comprender que la belleza es tener confianza, amarse y poder proyectarlo; no tiene que ver con medidas o estándares impuestos por los otros.